Sin impulso...
- Álvaro Muñoz
- 2 ago 2018
- 2 Min. de lectura

Esteban (nombre ficticio) acababa de volver al país luego de completar un doctorado en el exterior; venía lleno de nuevas ideas de cómo contribuir al país, de cómo usar la biodiversidad de nuestro territorio para fabricar productos biodegradables y generar empleo en la región de donde era oriundo; quedé impresionado no solo con su gran creatividad, sino con su amplia formación, pues a sus treinta y cinco años ya tenía pregrado, maestría y doctorado y una hermosa familia... lo admiré desde el primer momento. Sin embargo, decía que por alguna razón no tenía la fuerza para comenzar y hacer rodar su maravilloso proyecto.
En un proceso de cuatro sesiones a las que asistió puntualmente, pudimos llegar a la causa: Esteban no había podido superar el estrés por la pérdida de su primer hijo... ocurre que varios años antes había tenido que pasar por el doloroso proceso de ver a su hijo morir en sus brazos, mientras lo llevaba en ambulancia hacia el hospital... el no había podido resolver eso pero si había elegido seguir con su vida; sin embargo lo que su cerebro hizo fue enfocarse en otros temas para poder seguir adelante; el asunto es que los conflictos que no se resuelven apropiadamente de todas maneras consumen energía del cerebro solamente por seguir allí en "cola de procesamiento"; cuando Esteban pudo resolverlo, no solo manifestó haberse librado de una carga muy grande sino que fue capaz de liberar su creatividad y dar comienzo a su proyecto.
A menudo sucede que los consultantes de AONC experimentan incrementos en sus capacidades cerebrales por la simple liberación de los conflictos no resueltos: incremento en la creatividad, la memoria y la capacidad de relacionamiento y disfrute, son las más frecuentes.
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