Los temibles exámenes...

A mediados del año pasado acudió a mi consulta una joven a quien llamaremos Laura; estudiaba medicina en una prestigiosa y muy exigente universidad; su tema era que al presentar las evaluaciones de rigor, se bloqueaba y siendo una excelente estudiante, la frustración de saber que sabía y no poderlo recuperar para plasmarlo en su examen era tan grande que se ponía en blanco a la hora de responder.

Comentó que tenía jornadas de estudio muy extensas, que se quedaba hasta altas horas de la noche en la universidad; había recurrido a todas las claves y herramientas conocidas para mejorar su rendimiento y no lograba dejar de bloquearse y paralizarse durante los exámenes. Y para colmo, hasta los profesores le hacían comentarios como "espero muy buenos resultados de ti en el próximo examen".

En el transcurso de las sesiones el cerebro de Laura fue capaz de ir liberando gradualmente las presiones de "ser la mejor" y de sacar la mejor nota; poco a poco la ansiedad fue disminuyendo y en la tercera sesión, al abrir los ojos se paró y dijo: "todo este tiempo yo preocupada por un papel..."

A veces la presión por cumplir las expectativas de terceros puede llegar a ser tan alta que podemos llegar a perder la cabeza...